LA PANDEMIA HA GLOBALIZADO EL MIEDO
Redacción: Leyla Piedad Escobar
Oscar Chalá
La pandemia ha globalizado el miedo y por ende estamos coartando la sensación de seguridad de nuestra existencia, y el individuo hoy en día vive una fobia de inseguridad, riesgo y peligro, sostuvo el antropólogo Oscar Chalá, en un conversatorio organizado por Espejo Libertario, que se transmitió por Pichincha Universal.
En ese evento, titulado “Las comunidades
indígenas y afros en la pandemia”, también participó Andrés Tapia, de la
Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana.
El mensaje que recibimos de las autoridades no
es precisamente el que se necesita. Cuando nuestros jóvenes ven que prácticamente
se pone en cautiverio a siete parroquias de Quito y en Guayaquil se impide el
aterrizaje de un avión, la lectura de estas acciones está cargada de peligro,
afirmó.
En consecuencia, los riesgos se vuelven clasificadores
potentes y, como en el pasado, ayudan a encasillar a los individuos y a las
poblaciones y volvemos a una población que socialmente da a ciertos individuos
la calidad de apestados, aseguró.
Además, tenemos un mediador que, a pretexto de
pandemia, negocia nuestra seguridad a cambio de nuestras libertades
individuales; lo hace primero a través de un estado de emergencia que va acompañado
de acciones sancionadoras que generan más miedo, afirmó.
Recordó que la población afro en Ecuador que, según
las últimas mediciones demográficas de 2006, se estima en un 5,4% del total del
país, es pobre y adolece de necesidades básicas insatisfechas, bajos ingresos, poco
acceso al trabajo, al empleo y a bienes de capital; a esto se suma una
situación de marginalidad que se vive en lo urbano como rural.
De acuerdo con Chalá, para los pueblos
afroecuatorianos e indígenas de la Amazonia la pandemia ha venido a resaltar el
estado de abandono en que viven, y han sido ellos los que (por su propia
cuenta) han tomado las medidas pertinentes que en algo les ha ayudado a mitigar
esta crisis en la salud, servicios sanitarios y economía en general.
La carne de cañón está poniéndola la población pobre, sin colores, dijo, y en
respaldo de su criterio, añadió que basta ver quienes están en las calles,
porque el hambre no espera. El hambre es una brecha histórica que tenemos que
corregir e ir hacia un cambio civilizatorio que nos lleve a construir juntos el
buen vivir, no solo como filosofía, sino como práctica.
Chalá aseguró que la pandemia dejará como resultado una nueva clasificación
de poblaciones y, como en toda crisis, de ésta emergerán como ganadores quienes
tienen mayor poder económico.
Resaltó que las comunidades han buscado su propio abastecimiento y, sin
llegar aún a las ollas comunitarias, han atendido las necesidades de sus
habitantes.
Los campesinos y pescadores afros, dijo, no han dejado de trabajar y
movilizarse para que en las ciudades no falten los productos, y están en primera
línea, ejerciendo en la práctica la economía popular y solidaria, a diferencia
de los propietarios de grandes centros o de quienes empujan a la gente para que
salga a trabajar, pensando en sus economías y no en la salud del trabajador.
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