martes, 21 de enero de 2020

Espejo, poder

"Aún hoy Espejo incomodaría al poder"


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Eugenio de Santa Cruz y Espejo

Eugenio Espejo fue un ilustre rebelde y provocador y en esta medida, en cualquier tiempo sería un personaje incómodo para el statu quo, de ahí que en los momentos actuales, posiblemente, sus escritos y sus acciones incomodarían mucho a los representantes del poder, como lo hizo en tiempos coloniales, expresó Susana Freire García en el conversatorio sobre “El pensamiento de Eugenio Espejo y su validez en la historia”, organizado por el Colectivo Espejo Libertario, para conmemorar el Día del Periodista ecuatoriano.

Al expresar su ponencia sobre “La vigencia del pensamiento crítico, ilustrado y reformardor de Eugenio Espejo”, la historiadora e investigadora Freire García, señaló que Espejo, fue un ilustre rebelde y provocador. No podemos olvidar que desarrolló su accionar en pleno siglo XVIII, un periodo histórico clave en la Audiencia de Quito, en donde se puso de manifiesto un sentimiento anticolonial que dio paso a una gran ebullición intelectual de la cual Espejo fue actor fundamental.

Este es el marco histórico dentro del cual debemos entender su obra, que no fue otra cosa que una respuesta ante todo lo que estaba sucediendo y que incluso llevó a sublevaciones que supusieron en replanteamiento de las relaciones de poder.

Un punto clave dentro de este contexto fue sin duda la gran rebelión de los estancos de 1765 en donde el pueblo quiteño dejó en claro su rechazo las política implementada por la monarquía borbónica, siendo los barrios de San Roque y San Sebastián lideraron la insurgencia, y como el sentir popular fue tan fuerte las autoridades españolas tuvieron que acoger las demandas populares.

Esta sublevación supuso un replanteamiento de las relaciones de poder, a lo que hay que añadir la fuerte crisis económica que atravesó la Audiencia de Quito, los terremotos, las epidemias, y demás problemas políticos y sociales que sirvieron de caldo de cultivo para el accionar de este gran hombre.

Fue un gran humanista, porque Espejo creía en el valor del ser humano y en su participación activa en la sociedad. Por ello su análisis en torno a la realidad socio- económica de la Audiencia de Quito abarcó varios puntos que fueron expuestos en casos puntuales como “Reflexiones sobre las viruelas” publicada en 1785 a través de la cual denunció las falencias del sistema sanitario de la época y los pésimos hábitos de los habitantes en materia de orden y limpieza; otro caso es su libro “Defensa de los Curas de Riobamba”, en donde denunció la terrible situación en la que vivían los indígenas y el abandono en el que estaban sumidos, sin derecho a una vida digna. 

Y no contento con ello, Espejo abordó otros temas no menos polémicos como el estado de la agricultura en la Audiencia de Quito, y la manera en que injustamente los cobradores de impuestos y los hacendados explotaban a los indígenas con las mitas y repartimientos. En cuanto al comercio Espejo se quejaba del escaso crecimiento del mismo, reduciéndose al mismo a un pobre intercambio interno, por ello abogaba por el libre comercio y el fin del monopolio que la Corona tenía sobre determinados productos.

Mención aparte mereció la crítica al sistema educativo a través del libro “El Nuevo Luciano de Quito” publicado en 1779, en donde arremetió contra el sistema educativo jesuítico aplicado a la enseñanza de la ortografía, humanidades, gramática latina y otras ciencias mayores, que lejos de formar a los estudiantes, no les brindaban las herramientas necesarias para manejar bien el lenguaje.

 Además denunciaba la calidad de alumnos que emergían de las aulas, simples repetidores, que lejos de cuestionar lo que sucedía a su alrededor se conformaban con ser pasivos y repetir las pocas cosas que aprendieron sin que mediase la reflexión.

Espejo fue un adelantado para su época y utilizó los medios que tuvo a su alcance para trabajar a favor del bien común y la causa pública. Y es en este punto en donde ingresa el Eugenio Espejo periodista por decirlo de algún modo. Fue el fundador del periódico “Primicias de la Cultura de Quito” que circuló por vez primera el 5 de enero de 1792. Se encargó de la edición del periódico, mismo que salía de forma quincenal y que lastimosamente desapareció en marzo de ese mismo año. 

Más allá de su corta duración el periódico fue asumido por Espejo como una herramienta para educar a sus lectores, y así abordar los tres grandes temas que más le preocupaban: la educación, la promoción de un sentido patriótico y la crítica a la gestión interna de ciertos sectores de la sociedad quiteña. El periódico no fue precisamente bien recibido en la sociedad quiteña, porque no solo que fue mal entendido, sino porque los que respaldaban la publicación también fueron criticados

Espejo pensó que el intelectual, el librepensador, el escritor, es el que debía asumir una responsabilidad social para ingresar en la historia. Por lo tanto era indispensable cuestionar, polemizar, inquirir, a través del conocimiento, de la educación, del libre pensamiento, de la racionalidad. Solo así puede entenderse aquel ideal de los ilustrados de construir un ser quiteño (hablo del ser quiteño entendido en el contexto histórico en el que se desenvolvió Espejo), que fuese dueño de una serie de virtudes mismas que parten necesariamente de un profundo conocimiento interior, para así alcanzar “la felicidad”. 

Por ello aquella exclamación que solemos repetir si mayor conocimiento de causa: “Quiteños sed felices. Quiteños sed los dispensadores del buen gusto, de las artes y las ciencias”, tiene como raíz la necesidad de conocernos primero a nosotras o a nosotros mismos, potenciar nuestras facultades, y luego poner las mismas al servicio de la causa pública con honestidad, valentía, conciencia, compromiso social, solidaridad, eficiencia, responsabilidad y ante todo dignidad. Esta es la mejor manera de respetar el legado de Espejo y de mantener vivo su legado.

                                                                 Redacción: Leyla Piedad Escobar, del Colectivo Espejo Libertario